Barcelona. Sala Rovira. Rambla Catalunya, 62
Del 15 de mayo al 16 de junio de 2007
En diversas ocasiones he hablado de la plena y entusiasta dedicación del artista Andreu Vilasís al arte del esmalte, en todas sus vertientes: artísticas, pedagógicas, de investigación histórica, museísticas, etc; y, como no, de su extraordinario dominio técnico de este arte del fuego.
Ahora puedo hacerlo de nuevo sobre su vertiente creadora, pues podemos disfrutar de una exposición personal en la Sala Rovira de Barcelona, entre mayo y junio de este año.
Las últimas ocasiones en que pudimos contemplar su obra fueron en 2003, en Lérida, en una completa exposición, donde se combinaba dibujo y esmalte. En el texto de presentación intuimos entonces un nuevo concepto para el nuevo milenio, como etapa compendio de las anteriores, potenciadora del oficio, algo que se nos confirma ahora y que nos permite precisar que ello no ha sido en detrimento de la creatividad. Después en Barcelona, pudimos apreciar nuevamente trabajos de esta etapa en junio de 2005, coincidiendo con la exposición homenaje que sus discípulos le dedicaron con motivo de su jubilación como profesor de esmalte en la Escuela Llotja, después de 35 años de docencia. Andreu Vilasís creó en 1970 la especialidad de esmalte en la Llotja, Escuela Superior de Arte y Diseño de la Generalitat de Catalunya y fue además Subdirector y Director de la misma durante diez años. La retrospectiva tuvo lugar en los locales del Paseo de Gracia, que aún ocupaba Artesania Catalunya, ocasión magistralmente comentada por el crítico Josep M. Cadena.
Nuevamente el corazón de la ciudad recibe la obra reciente de Andreu Vilasís en la prestigiosa Sala Rovira de la Rambla de Cataluña, que tradicionalmente acoge dibujantes y esmaltistas de la “Escola de Barcelona”.
En esta ocasión pues, el trabajo creativo en esmalte al fuego no ha debido compartir tiempo con la generosa vocación de enseñante del artista. Fruto de esta dedicación son las obras de esta nueva etapa del siglo XXI, mimadas, pensadas, elaboradas cuidadosamente, serenas y reposadas. El formato más uniforme y más reducido, permite al espectador la contemplación íntima y pausada , sin efectismos, abarcar los pequeños detalles, esta vez más depurados. Algunas, menos preciosistas, son obras rítmicas, en que la línea y la composición predominan sobre la temática; casi musicales, dado el juego de línea y color.
Los temas son excusas. Nosotros vemos referentes y homenajes a los grandes artistas reseguidos largamente en periplos museísticos ( klimt, Leonardo, Gargallo, Moreau, Redon, Jawlensky, el art decó, egipto o los ordenes clásicos griegos…), pero el artista no es consciente de ello, su arte es intemporal y abstracto, vestido de figuración.
A destacar, de esta etapa, la importancia compositiva global, que incluye las formas en madera, las cuales son parte integrante e ineludible de un todo: cruzan los esmaltes, caladas, pulidas, tintadas, barnizadas o enceradas y se complementan entre si. A veces esmaltes cabalgan los elementos de ebanistería. Éstos, aquí imprescindibles, no deben entenderse como un marco o soporte de presentación. Son el límite entre el espacio real y el mundo del artista, que nos habla a los ojos, sentidos y mente. Las piezas se conciben como esculturas de pared o dibujos corpóreos.
Andreu Vilasís elabora en el 2007 obras delicadas, vibrantes de color, en técnica mixta en esmalte vitrificable sobre cobre, y maderas. Las podemos considerar, dentro del espacio evolutivo del artista más depuradas, coloristas pero sobrias y de gran intensidad vital.
La técnica predominante, la que le es más propia, el esmalte pintado con inclusión de grisallas de ópalo, su especialidad, pallones de metal precioso, esmaltes transparentes y opacos fusionándose con las maderas coloreadas. Excelente combinación de materias que se han dejado querer por las hábiles y sensibles manos del artista.
Una lección magistral de arte y esmalte de las arte decorativas del siglo XXI.
Dra. Núria López-Ribalta, especialista en esmalte.